Quinta Prisión: Guarida de los Setan

Entre las penumbras, cuatro figuras hicieron su aparición, sin hacer nada de ruido. Estaban en lo que parecía ser una casa de madera decorada con un estilo oriental: La gran mayoría de las cosas estaba al nivel del suelo. Lo único que rebasaba el metro de alto era una enorme biblioteca, llena de muchísimos libros sin título. 
Estaban en lo que parecía ser el recibidor, aunque, aparte de dicho mueble y algunos cojines -al nivel del suelo, también-, no había la gran cosa, de hecho, la habitación estaba completamente vacía. Al lado estaba un pasillo, que culminaba en tres puertas. Aunque poco ostentoso -solo contaba con un recibidor, dos habitaciones y un baño-, ese era el diseño de las casas de los Setan, que contaban únicamente con lo indispensable.

El menor de los cuatro dio inicio a su cautelosa pero activa observación. Todo objeto, color, energía o aroma era percibido por Sathiel, estudiado y almacenado en su memoria. Tomó el atrevimiento de seguir a su felina, pues ésta se había soltado se sus manitas y comenzado a inspeccionar el lugar-¿Es su hogar, señor?-Preguntó a Opeth.

-Y será el tuyo durante toda tu estadía aquí, o al menos hasta que puedas construir uno de estos con tus propias manos, como todos los demás lo hemos hecho. Tu habitación será la de la derecha, la mía es la izquierda y el medio es el baño-Dijo Opeth, mientras que con su ecolocalización monitoreaba los movimientos de la gata.-Tendrás que cuidar a tu mascota, algunos de los nuestros jamás han visto un gato, y es posible que se interesen en ella. No la dejes salir de aquí a menos que tu la estés vigilando, pues abajo de esta estructura hay un río de lava. No querrás que caiga en ese lugar.-Entonces, se dirigió a los otros dos presentes-Siéntense, que en poco tiempo hablaré con ustedes-Gruñó.
Durza y Matt, bajando la cabeza, obedecieron, tomando asiento en los cojines del gran recibidor. Opeth los imitó, e hizo un gesto a Sathiel para que lo hiciera si deseaba.

El niño acató toda la información-¿Ella podrá usar esa o su forma original?-Preguntó revelando la segunda fase de la pequeña felina. Se acercó a Durza, sentándose entre él y Matt, aunque a éste último demasiado no lo conocía, algo de su ser llamaba su atención... le recordaba a su madre. Dánkana siguió al niño.

Opeth alzó los hombros, restándole importancia.
-Como le plazca-Dijo sin mucha expresión. 
Antes de que pudiera hacer o decir algo más, la puerta se abrió, dejando ver varias siluetas negras, contrastantes con el amarillento tono de la luz exterior. Lo único que se podía ver eran los ojos. Opeth gruñó, indicándoles que podían pasar.
-Hola, padre-Dijo de forma jovial el que iba primero, bastante bajito en comparación con los otros. Permaneció en cuclillas junto a Matt y Durza, a quienes saludó con un choque de puños bastante infantil. 
-Buenas, padre-Continuó el segundo, bastante más alto y musculoso, con dos enormes cuernos en la frente, pero tremendamente parecido al otro. Se sentó a su lado, asintiendo con la cabeza a modo de saludo a los demás.
Finalmente, el tercero no dijo nada. Encorvado y medio dormido, con el cabello rojizo y ojos azules, se apoyó contra la pared que contenía la repisa. 
Una vez todos estuvieron sentados, Opeth señaló a Sathiel.
-Elcana, Folter, este chico es Sathiel, su hermano menor. Ha venido a entrenar y se quedará durante algún tiempo, así que espero que se comporten bien. Va para ambos. Elcana, si tu hermano Nattramn intenta algo, mátalo-Le dijo, contundente y sin titubear.

El chico, anonadado los observó detalladamente, uno a la vez. No dijo nada, no se atrevía. La gata si fue quien dio señal de vida, maulló ante los recién llegados.
¿Nattramn intentaría algo contra él? ¿En verdad ellos eran sus hermanos? algunas dudas, que rápidamente fueron saldadas atravesaron la mente del niño. Sin señal de emociones, siguió estudiándolos.

Mientras que Chaos se dedicaba a escrutar al pequeño sin expresión alguna, Folter lo saludó de la misma manera a la que a su padre.
-Bienvenido-Le dijo sonriendo. A pesar de intentar ser amable, el menor no podía apartar esa mirada lúgubre y asesina tan típica de alguien como él.
Cuando el animal maulló dos de los recién llegados se volvieron enseguida. Esta vez, una pizca de curiosidad llenó a Chaos, sin embargo permaneció inescrutable. Por el contrario el único ojo de Folter se iluminó. Sin abandonar su posición del todo, se acercó lentamente al animal, extendiendo su mano intentando tocarla.
-¿Qué es esto?-Preguntó, maravillado ante la criatura.
-Es un gato terrestre. Nada extraordinario-Dijo el que estaba parado. Sin prestarle mucha atención al felino, volvió la mirada al chico y habló dirigiéndose a él-Mi nombre es Séneca Litróf, soy la mano derecha de tu padre-Le dijo, sin abandonar su expresión vacía.

-No es un gato corriente, es un mestizo de Léibän-Informó al instante del juicio de Dánkana, manteniéndola aprisionada en sus brazos, aunque dejando que la tocaran. Ella ronroneó-Soy Sathiel Belial Jëylls, gracias señor-Dijo tanto para Séneca como para Folter y Chaos. Miró fijamente al último en hablar, lo recordaba de algún sitio. Se resignó y regresó a Folter, no sin antes preguntar con sus ojos a Opeth si era seguro darle lugar a tener contacto con la felina.

Opeth asintió muy levemente con la cabeza, de tal forma que solo él y el pequeño pudieran percibirlo.
-Un mestizo de Léibän, interesante. De esos si conozco y francamente hace años no veo uno-Dijo el aún entusiasmado Folter. Tocó a la gata unos segundos, para después regresar a su posición. 
Chaos carraspeó un poco, para hacerse notar. 
-Padre, dijiste que nos habías traído para avisarnos de algo-Alzó la voz el demonio, para hacerse notar. Con la fiesta que había armado su hermano menor con el felino, se habían olvidado de su objetivo inicial.
-Hoy tendremos una junta, la sede será aquí. Avísenle a los demás.-Les dijo a sus hijos, para luego dirigirse a Séneca-Si no te importa, dile personalmente a Ekenlat sobre esto, que se encargue personalmente de recopilar toda la información necesaria para que esta se lleve a cabo. Pueden retirarse.-Viendo que todos hacían un ademán de irse, Opeth gruñó de nuevo-Menos ustedes dos, Baranguer y Beltza. Se quedan aquí. 
Acto seguido, los otros tres salieron de la casa en completo silencio, sabiendo que lo que le auguraba a los otros dos no era nada bueno. Opeth miró a Sathiel.
-Ahora más que nunca, no dejes que tu mascota salga de aquí-Le dijo, con un tono de advertencia.

Luego de ver marchar a sus nuevos hermanos el niño asintió rápidamente, aún así liberándola del agarre. La gata no escaparía, alguna extraña conexión mental con su amo la volvía entendedora de la amenaza. El chico tenía una inmensa curiosidad por saber qué les aguardaba tanto a Matt como a Durza, no solo por ansias de conocer en profundidad a Opeth, sino que también por saber hasta que punto lo respetaban.

Opeth esperó pacientemente, hasta que sintió las auras de los anteriormente presentes desaparecer. Una vez ocurrido esto, el mayor se levantó rápido y contundente, y su energía empezó a cambiar.
-¡Ustedes dos!-Gruñó-¿Que acaso creen que esto es un juego? Tú, Beltza, pensé que los años aquí te cambiarían, ¡Pero sigues siendo tan impulsivo e infantil como siempre! Desobedeciste mis órdenes, te separaste de tu compañero y no te importó salir en busca del Sueño Eterno por ti mismo a pesar de que te habíamos dicho que no lo hicieras. Tanto tu como yo sabemos que si lo encontraras y estuvieras solo, te haría pedazos en un segundo, y aún así no te importó ¡Todo para tener tus cinco minutos de fama!-A cada oración que decía, su tono de voz aumentaba y se oscurecía, hasta transformarse en un grito amenazante y violento-¡Y tú, Baranguer! ¡Debería matarte ahora mismo! ¡¿Acaso no sabes lo indispensable que eres para todo esto?! Acababas de terminar una pelea con Lecter, estabas casi muerto, y aún así te largaste sin permiso para ir a buscar a la chica Crisvector-Ante la inminente réplica de Durza, el mayor alzó la mano, indicándole que se callara-No me interesa lo que haya o no entre ella y tú, estabas en un estado vulnerable y pudiste haber sido presa fácil para nuestros enemigos, y lo sabes. No eres un chiquillo de cinco años para que tengamos que estar monitoreando tus movimientos ¡Eres un Setan, maldita sea! ¡Eísthe autem nächster Elohim!-Gritó, furioso, en un extraño idioma-Salvatore habló contigo, Ekenlat habló contigo, el Inexpresivo habló contigo, Radamanthys habló contigo, YO MISMO hablé contigo, y sin embargo parece que no comprendiste bien la responsabilidad que aceptaste. Estoy decepcionado de ustedes dos. 
Al fin dejó de hablar, inspirando fuertemente, con los puños apretados. Los dos aludidos, en cambio, se mostraban cabizbajos, sumisos e incapaces de decir palabra alguna.

Simplemente ni el niño ni el gato emitieron sonido. Algo los impulsaba a bajar la cabeza y mantener la mayor sumisión posible.
Era una actitud muy similar a la de su madre con sus subordinados y miembros de Luna Azul, después de todo no le resultaba tan sorpresivo o ajeno a su círculo. Debía admitir que la imagen que Kyrara le había plasmado del poderoso Durza no era nada ahora, cosa que le daba a Opeth cada vez más y más prestigio dentro de la mente de Sathiel. Era sin duda alguna el objetivo que deseaba alcanzar, había fijado un nuevo modelo a seguir.

El demonio mayor suspiró, algo arrepentido de la reprimenda que les acababa de dar a sus dos compañeros. Se puso en cuclillas a ellos, ya bastante más calmado.
-Ustedes saben lo tensas que están las cosas. No nos podemos permitir dar pasos en falso, pues puede significar nuestra derrota inminente y la caída de nuestro imperio. Quiero que la próxima vez actúen con más calma y no de forma impulsiva, ¿Entendido? Pueden retirarse-Les dijo, al fin sentándose nuevamente.-Deberán descansar antes de la junta, saben como se ponen
Sin decir palabra alguna, los dos mencionados asintieron torpemente, y aún con la cabeza baja, salieron del lugar, dejando solos al segundo al mando y al niño.
-¿Tienes hambre, o sed? ¿O tu mascota?-Le dijo a Sathiel, en un tono totalmente cambiado-Será mejor que comas algo antes de nuestra junta, porque hasta después de esta cenaremos, y me temo que no será corta.

El chico sonrió de lado como forma de agradecimiento-Ella se alimenta de mi energía-Dijo por el lado Dánkana, aunque su estómago sonaba dejándolo en evidencia-Un vaso de agua estaría bien, señor-Exclamó ocultando el hambre. Verguenza tal vez.

Opeth asintió. A pesar de haber escuchado el estómago del chico, respetó su decisión de no comer. Tenía que aprender que ya no estaba en su acogedora manada donde lo tratarían como al sucesor de alfa que era, sino en el Infierno, rodeado por demonios y a punto de emprender su camino hacia la madurez. 
Abrió la palma de su mano, donde instantáneamente se formó un vaso con líquido, ambos de coloración negra. El demonio se lo tendió a Sathiel.
-Es agua común y corriente, no te dejes engañar por el color. No es venenosa, ni te hará ningún efecto secundario-Le aseguró, ofreciéndole el vaso.

La olfateó luego de examinarla con los ojos, mas la bebió rápidamente, confiaba en Opeth-Gracias-Exclamó devolviendo el vaso ahora vacío. La felina desató su segunda forma, una enorme gata de proporciones elegantes y comparables con un corcel, con el simple objetivo de llegar a la parte alta de la estantería, quería olfatear.

Opeth alzó la ceja, un tanto disgustado ante las acciones del felino, casi horrorizado de que fuera a dañar algunos de sus libros. 
-Será mejor que cuides a tu mascota, esos libros tienen un valor incalculable y es posible que te sirvan a ti en un futuro. No quiero que dañe nada o a nadie. Si es necesario, sácala a pasear para que libere su energía, ambos son libres de explorar el Infierno.-Entonces, sonriendo un poco, como cómplice, agregó-Aquí Thresh no tiene ninguna responsabilidad sobre ti. Tu tendrás que cuidarte solo.

Asintió nuevamente a Opeth para mirar y finalizar la exploración de la gata por hoy. Ésta regresó a su lado, sentándose pero sin regresar a su forma normal.-¿Puedo moverme solo?-Preguntó sorprendido-¿Sin escoltas?

Opeth asintió nuevamente, casi suspirando de alivio al saber que sus libros estaban a salvo.
-Claro que habrán algunas reglas que debas seguir en determinados lugares, y por supuesto que los guardianes te las harán saber. Más vale que las cumplas, por tu propio bien-Le dijo, tan calmo como siempre-Nuestra junta iniciará en poco tiempo, puedes quedarte o irte a tu habitación, solo que si te quedas, no entenderás nada, aún no sabes hablar nuestro idioma, aunque te lo enseñaremos poco a poco. Si decides irte, puedes tomar alguno de mis libros en la primera fila, los que no están en Nerghal. Puedes dormirte a la hora que te plazca.

-Me gustaría conocer a los miembros que vendrán, y luego si, iré a mi habitación si es posible-Propuso el niño, algo emocionado por la llegada de más Setan.

-De acuerdo-Dijo asintiendo con la cabeza-Por cierto, la cena será luego de la junta... ¿Asistirás?

-Si-Dijo al instante, esta vez ni la vergüenza o el orgullo fueron competencia para el hambre. El chico permanecía sentado, se piernas y brazos cruzados, a la espera. Tan tierno como inquietantemente sereno.

Antes siquiera que sucediera algo, Opeth se volvió hacia la puerta.
-Aquí están-Como si de una premonición se tratara, a los pocos segundos tocaron la puerta. Como de costumbre, con un gruñido indicó que podrían pasar. Eran tres. El primero parecía una serpiente, de cabello rojo y ojos granate, con las pupilas verticales. Sin duda era el que más imponía. En segundo lugar, estaba Séneca, tan inexpresivo como siempre, y, por último, ser que destilaba soberbia en su esplendor, de cabello blanco y amenazantes ojos dorados. No hablaron, solamente se sentaron, primero la serpiente, después Opeth, Séneca y por último el de cabello blanco. 
Guardaron silencio. A los pocos segundos, aparecieron otras dos personas. Durza y una chica de ojos violetas y cabello azabache. Imitaron la acción, colocándose al lado del de cabello blanco. No pasó mucho tiempo cuando otros cuatro hicieron su aparición, Chaos, Folter, Thresh y un ángel rubio de ojos azules sin pupilas. Seguido, estaban otros cuatro, una mujer, un hombre de cabello lacio y negro y ojos rojos, y otros más tremendamente parecidos, uno parecía la copia pequeña del otro. Por último, dos mas entraron por la puerta, Matt y una enorme figura de cabello blanco.
El recibidor era lo suficientemente grande para que estuvieran todos al mismo tiempo y cómodos, aunque no lo pareciera en un principio. 
El primero que apareció, que parecía una serpiente, miró a todos alternativamente asegurándose que no faltara nadie. Al final, posó su mirada en el recién llegado, alzando la ceja.
-¿Quicust die ist ille?-Preguntó en Nerghal, con la voz siseante, sin mirar a nadie en específico
-Die ist ille mea giós-Respondió Opeth sin titubear, aunque con un tono respetuoso-Mea néos leghrling, Sathiel Jëylls

Después de observar a todos y cada uno de los Setan visitantes, miró a su padre, percibiendo entre las palabras inentendibles su nombre. Giró hacia indagador, sus ojos le daban mala sensación, mezclado claro con la más amplia curiosidad. La enorme gata custodiaba las espaldas del niño, manteniendo la cabeza gacha pero la guardia alta. Tal y como le habían anunciado no iba a entender demasiado, pero algo lo hacía querer permanecer.