Caina, Antenora y Ptolomea: Templo de los Jueces del Infierno

Cuando ambas figuras hubieron entrado, todos los murmullos se apagaron por completo. Los demonios vieron con interés a la recién llegada, y sin embargo ninguno dijo nada, no hasta que el Segundo al Mando se levantó, alto e imponente y le dedicó una pequeña sonrisa que al inicio podría parecer inclusive tétrica.
-Bienvenida-Dijo el demonio invidente-Nosotros somos el clan Setan, y seremos tu familia durante toda tu estadía en el intercambio. Aquellos caballeros y damas son nuestros hermanos, el clan Crisvector. Mi nombre es Opeth Gespenst, la mano derecha del Señor del Infierno, que en breve llegará. Poco a poco nos irás conociendo. Siéntate, Malía, mientras esperamos-Le señaló una silla que se encontraba justo enfrente de él.

La muchacha miro al Setan ciego sin decir nada, un escalofrío le paso por la columna cuando lo examino por completo, si el hombre tenia la costumbre de intimidar a los desconocidos con tan solo mostrar su porte y físico, pues felicitaciones porque con ella lo había logrado. Miro a todos los allí presentes después de que Ophet se hubiera presentado y mas adelante se dirigió hacia el asiento que se le había asignado, miro a los dos seres que tenia su lado, la verdad que no se sentía mas incomoda o con miedo.

Isis abrió los ojos como p´latos cuando escuchó a Opeth... El Sombra estaba por llegar. Inconsciente, la pelirroja tomó un mechón de su cabello y lo llevó detrás de su oreja mientras que a gran velocidad dirigía su mirada al suelo parpadeando repetidas veces. Se sintió nerviosa por un instante, cuando lo notó más bien se sintió ridícula.
Alexander saludó con la mano en un gesto amigable a Malía cuando su apellido fue mencionado. Ninguno de los Crisvector presentes, que no eran todos, habló en ningún momento. Esperaron a que Opeth continuara o quizás a que Durza hiciera su entrada.

-Hola-Dijo a la visitante un demonio pequeño, demasiado pequeño a decir verdad a comparación de sus hermanos. Tenía un solo ojo útil, y, en el otro, un parche negro. Sin duda alguna el era el más amistoso y, de cierto modo, sociable-Me llamo Folter
Únicamente faltaban Allison y Bruno, y llegaría Durza. Realmente no estaba en condiciones de aparecer, sin embargo sabía que tenía que hacerlo. Por otro lado, el nuevo Setan, Shashuke, no hacía más que observar a los demás insidiosamente, nadie se relacionaba con él, y él tampoco con nadie.

Examino a todos los allí presentes para, a lo ultimo, reparar en un joven que tenia sentado al lado. Era bajo y al parecer delgado, con una complexión física atlética mas parecía ser fuerte y veloz. Pelo azabache y un único ojo rojo, tan rojo como la sangre. Al parecer Folter era su nombre.
- Hola - dijo al fin rompiendo el silencio que había mantenido todo ese tiempo.

Por otro lado a lo lejos Allison pudo empezar a distinguir un punto que cada vez se hacia más y más grande: La Casa. Casi inconsciente apresuro el paso sin acordarse que estaba avompaañada, más una vez se acordó lonrealentizo hasta estar nuevamente a la par de Bruno. Quería llegar, no cabía la menor duda.

-Adelante... no me esperan a mí... - le dijo casi riendo, podía ver que Allison estaba muy entusiasmada y ansiosa por llegar y él no se lo impediría por llevar un ritmo un poco más lento que ella al andas. - Yo los alcanzo en un minuto.

El vestido largo de Alecia se movía como danzando cada vez que ella alzaba sus rodillas, entre un saltito y otro, con ritmo... casi como un juego, la niña estaba más acostumbrada a andar así que caminando. Iba como guiada a través de todos con el objetivo bien puesto en la mira. Cuando llegó hasta Shashuke se detuvo de golpe. Miró hacía su mano izquierda, a los ojos del oso de felpa, y sonrió. Con los ojos bien abiertos, curiosos y atentos, la niña se quedó mirando al nuevo Setan.
-¿Cuál es tu animal favorito? - le preguntó a la vez que llevaba su manita libre a los labios risueños tratando de encerrar su risa infantil que más bien parecía un soplido.

La mujer negó con la cabeza ante las palabras de Bruno sin mirarle. Le parecía incorrecto dejarlo atrás solo porque un impulso la obligaba a correr, impulso que podía dominar.

-Entraremos juntos - dijo entonces mirando a la gran casa.

De a poco se fueron acercando hasta llegar al umbral de esta, donde ella se freno y miro a Bruno, los nervios y el miedo inundaban sus ojos.

-¿y si no les caigo bien? - pregunto repentinamente y apretó los labios no bien escuchó que su pensamiento se habían transformado en palabras sobre el aire.

Apenas escuchó la voz de la pequeña niña, el renegado alzó la cabeza y apenas sonrió, una sonrisa que no tenía nada de amabilidad, más bien era un gesto un tanto cínico. Observó a Alecia y después a su peluche, y enseguida supo que era algo mucho más complicado que un juguete. 
-Las serpientes, claro-Contestó tratando de sisear como una. 
Pero no hizo ningún otro ademán, simplemente observó la puerta y el final de la sala alternativamente. No faltaba mucho para que llegaran los restantes...

La niña acercó el muñeco a sus labios, como si fuese a contarle un secreto. En un susurro que bien pudo escuchar todo el salón, le dijo "Te lo dije" para luego soltar una risita extraña y contagiosa, al parecer el oso había dicho algo que le había hecho bastante gracia a la niña. Lo miró con más ternura y comenzó a balancearlo de un lado a otro.
-¿Te gustaban los osos? - dijo ajena a lo que pasaba a su alrededor.

-No entiendo por qué lo crees... pero... ¿Qué? - Dijo Bruno casi riendo y estando a punto de abrir la puerta. Sostuvo con el brazo derecho y su abdomen el baúl que cargaba con ambas manos, liberando ahora una para abrirle la puerta a Allison. - Tú tranquila y yo nervioso... todo saldrá bien. y les caerás aun mejor... - le aseguró al fin abriendo la puerta.

Quedó helada frente al ubral mirando hacia adentro mirando a los allí presentes, desconocidos, ni siquiera podía distinguir entre los que eran del Clan Setan y del Crisvector. Aun asi tomo valor. Cerro sus oscuros ojos por una desima de segundo, soltó el aire que había incorporado y dio el primer paso adentro en silencio, sonrió débilmente a los alli presentes.

Si Shashuke o Folter iban a responder, sus voces fueron silenciadas con la llegada de las otras personas, Allison y Bruno. Los Setan saludaron alegremente a su hermano y a la invitada, y en menos de un segundo Antares, con su cuerpo nuevo -su favorito seguía lastimado debido a la Guerra- ya los había conducido a sus lugares, por supuesto, poniendo a las Ardar juntas para que no se sintieran tan incómodas entre tanto desconocido. Todos se sentaron, esperando, no faltó mucho para que Opeth dijera algo en Nerghal y el clan entero guardara silencio. El Segundo al Mando esperó a que todos tomaran asiento para él mismo levantarse e ir a una puerta contigua, saliendo de la habitación, donde se escuchó otra voz, intercambiando ambos un corto diálogo.
"Odio las formalidades"
"Lo sé. Pero no hay opción, son nuestros invitados"
"De acuerdo" 
Era demasiado extraño que el de la voz más joven no hubiera protestado o presentado más pelea, sin embargo así era, cosa que entristeció a los Setan más veteranos, sin embargo se recompusieron apenas el Ráksasa hubo entrado nuevamente a la sala.
-Ha llegado nuestro hermano, Quinto Elohim, Señor del Infierno, Gobernante de los Demonios, Amo y Señor del Caos, Portador y Dueño de Hades, la espada sagrada, líder de nuestro clan...-Se volvió hacia la puerta-Durza Baranguer Setan
No hizo falta más, el Sombra entró a la estancia, elegante, erguido y orgulloso, con una túnica gris y rojo, sin duda su favorita, en la cintura un cinturón con el arma anteriormente mencionada, y en el cuello a Umbraine Verndari. Hacía menos de un año que había sido nombrado Elohim, y sin embargo había cambiado demasiado, era como si hubiera pasado de ser niño a adulto en ese tiempo. Lucía poderoso, serio, como todo un señor. Toda su alegría y coquetería innatas habían quedado atrás, su rostro era estoico y en sus ojos brillaba el dolor pero igualmente un compromiso inquebrantable. Hizo una pequeña reverencia a Opeth a modo de saludo, este mismo le devolvió el gesto, al igual que los demás Setan cuando pasó a su lado. Se ubicó en el asiento central, donde antes lo hubiera ocupado Salvatore Finnegan, y Tuffic Zorn antes que él.
-Bienvenidas sean nuestras invitadas, Malía y Allison Hôdne, y bienvenidos sean nuestros hermanos, el clan Crisvector-Habló con toda la formalidad del mundo, una que no parecía ser propia de él-Esperamos que su estancia en el Infierno sea de provecho para ambas.

La Ojos Divinos miró a Durza, tan cambiado e imponente, a la vez que indiferente hacia ella. O al menos eso aparentaba, no podía decirlo con seguridad. Los nervios desaparecieron de inmediato cuando el Sombra no le dirigió ni una mirada. Las ansias se volvieron decepción, decepción a ella misma por creer que todo seguía igual. Guardó la calma, no le quedaba mucho tiempo de estar ahí, en estos momentos ni Shukaku podría estar más incómodo, pensó con una risita interna. Comenzó a pensar en el trabajo que tenía que hacer en unas horas.
El resto de los Crisvector guardaron silencio igualmente, escuchando con atención a Durza, aunque se suponía que Alexander, quizás, debiera decir algo como bienvenida a las Hodne, por ser líder de su Clan, no se le ocurrió qué decir, algo extraño en él... de cualquier forma, aquellas eran tierras de los Setan, ya le podría dar una bienvenida a Allison en otro momento.

La mujer fue arrastrada por un extraño hacia dentro y dirigida a la mesa esquivando cuerpos y mirando a su vez los rostros que se le acercaban y desaparecían al instante. Entonces vio a lo lejos a su hermana y por dentro todo se calmo, era como si de repente le hubieran devuelto el oxigeno a sus pulmones. Agradeció al desconocido y se sentó al lado de Malia quien, por el momento, no le dirigió ni la palabra ni la mirada simplemente porque se perscato de el silencio que invadió el lugar para, después, ser quebrantado por un nuevo hombre que, al parecer y según la previa presentación, era el líder de los Setan.

Cuando se hubo sentado en su respectivo lugar, Durza miró a Isis, fue solo un instante, muy breve y casi imperceptible, sin embargo esperaba que la chica hubiera logrado notarlo, y, aún más, el significado detrás de aquél sutil gesto. Apartó la mirada de inmediato, sabía que si no lo hacía, sucedería lo que había estado tratando de evitar desde hacía mucho: Se quebraría irremediablemente, y, por supuesto, no podía permitirlo. 
Así que, cambiando su atención rápidamente, chasqueó los dedos, y de pronto la comida apareció en la mesa, grandes y deliciosos banquetes de todo tipo, y jarras con los más exquisitos licores, hidromiel, vino, y, para los más valientes y resistentes, absenta.
-Salve Hades, salve Donncha, salve Josth-Fue lo último que dijo el Sombra haciendo referencia a los líderes supremos de los tres clanes, antes de servirse su amada Hada Verde, que compartió con su Segundo al Mando.
-Salve Hades, salve Donncha, salve Josth-Respondieron los demás Setan, siendo esta la pauta para iniciar con la cena. El silencio murió, dando lugar a conversaciones y risas.

Ambas mujeres estuvieron calladas examinando al líder de los Setan, sin duda alguna llamaba mucho la atención de ambas Ardar y en diversos sentidos. Allison fue la que pudo "escapar" de aquella hipnosis que el cuerpo y todo lo que irradiaba El Sombra le llamaba, apartando la mirada avergonzada y tomando la copa que alguien le había llenado para susurrar las ultimas palabras "salve Josth y mirar a quien tenía en frente suyo.
Por su parte Malia tan solo apartó la mirada cuando escucho las palabras de Elohim, sin pudor ni vergüenza. Miro lo que había en frente suyo, no podía decidirse entre tantas delicias por lo que se sirvió de todo un poco, mientas que en cuanto a bebidas solo buscaba algo que no le diera vuelta la cabeza después de tragarlo.
- ¿Que me recomiendas? - le pregunto entonces a Folter como si nada.

La pelirroja había visto y, más que nada, sentido la mirada de Durza. Los asuntos de EIEN debieron moverse en su cabeza para darle espacio a lo que estaba pasando, llenando como siempre su mente de idea confusas y muy distintas una de otra que de alguna manera desconocida ella podía controlar sin problema. Razonó, buscó respuesta y a la mente sólo le vino la idea de que Durza la estaba evitando, aunque no fue sino hasta que dejó de pensar por sí misma y se puso a pensar en la perspectiva del Sombra que lo entendió...
Alzó rápido la mirada, con la vana esperanza de que él aún la estuviera mirando... no era así, pero al menos ahora entendía por lo que estaba pasando. Se lamentó haber sido tan distraída, ahora sólo podía culparse, ya una vez Hannibal le había mostrado lo que Durza sentía por la indiferencia de ella, y lo que menos quería era que lo volviera a sentir. Sonrió, teniendo por seguro que Durza sentiría la calidez de su gesto.

Si bien su estado de ánimo no era el más óptimo, Durza no pudo evitar apenas reír por como las muchachas lo miraron, quien sabe que pasó por su mente, sin embargo esa sonrisa duró apenas unos segundos y luego volvió a ser de piedra, aunque de nuevo cambió cuando miró a Isis... otra pequeña sonrisa se asomó por sus labios, aunque fue bastante diferente de la anterior, más, personal por decirlo de alguna manera. Intercambió unas palabras muy bajas con Opeth, y este asintió. 
Por otro lado, Folter ya estaba muy distraído disfrutando de su propia comida cuando escuchó a Malía preguntarle acerca de que debería escoger. Él lo meditó como si fuera un decisión de vida o muerte, pasando por todo el banquete la mirada.
-Esto-Le dijo, señalándole la pata de algún animal-Es un platillo humano, cordero, de las pocas cosas buenas que tienen esas criaturas

La muchacha señalo su plato con el tenedor mostrando que ya se había servido un poco de aquella pata de cordero, la verdad era que se había servido un poco de todo. Miró nuevamente las bebidas y después a Foltes como pidiendo de su ayuda nuevamente.
-¿Cual bebida no me dejará tumbada después del primer trago? - preguntó antes de reír por lo bajo al escucharse decir eso.

El pequeño demonio se lo pensó unos segundos antes de pasarle una jarra, con un líquido rojo oscuro en él.
-Es vino endulzado con miel, bastante ligero-Le comentó, mientras él mismo se servía una copa del mismo. 
Por otro lado, Antares hablaba animadamente con Gragas, a quien consideraba un hermano cercano y con el que había compartido muchísimas disputas amistosas. Aún se sentía incómodo con su nuevo cuerpo, después de que su favorito fuera severamente dañado en la Guerra.

Malía tan solo demostró una pequeña sonrisa, que poco duró, cuando el Demonio le ofreció la copa. La tomó entre sus manos y observó aquel líquido que daba vueltas dentro de la copa al ella moverla levemente en forma de círculo sobre su propio eje. Acercó la copa a su nariz y olio aquel raro aroma nuevo para ella ya que en Argrios no existía en vino. Arrugo la nariz y, sin pensarlo dos veces, apoyó la copa en sus labios y la inclino levemente hacia arriba para dar el primer trago, movió su mano hacia un costado y aplastó el líquido contra su paladar deleitando su sabor, sin duda alguna le gustó y mucho. Volvió su mirada a Folter con un brillo singular en sus ojos.
- Muy rico - le dijo entonces antes de darle otro sorbo un poco más largo.

Sin duda alguna si había alguien incomodo en el lugar era Allison, quien miraba desde el rabillo del ojo a su hermana de vez en cuando y paseaba la mirada entre los allí presentes. Todos hablaban y reían, sin duda alguna gozaban del banquete repitiendo la comida cuando ella solamente se había servido poco y nada de lo que había frente suyo. En esos momentos sus ojos se clavaron en la Crisvector que tenía en frente, examinándola detenidamente.

-¿Allison? - pareció sacarla de sus pensamientos. Bruno la miraba con losnojos entrecerrados y las cejas torcidas en la duda. -¿Estás bien? - en cada sílaba seniba formando una sonrisa en su cara. Podía ver que, nuevaente, se sentía incómoda.

-¿Podrás recuperar tu antiguo cuerpo? - preguntó cpn su gruesa y áspera voz a Antares. La mirada de Gragas parecía estar en la nada... Cualquiera podría notar que últimamente los pensamiento del hombre divagaban de vez en vez. Aunque claro, tratánfose de los Setan le resultaba mucho más fácil quedarse en una misma conversación... Quizás, si no fuese por la confianza que ñe tenía a Antares, no senpermitiría no por un segundo distraerse.

-Con confianza-Aseguró esta vez Mayhem, quien tomaba un sorbo del mismo vino que Malía, aunque de una copa bastante más grande-Nada de este lado va a nublar tu juicio, querida. Solo no toques aquello-Y señaló dos botellas bastante lejos de las mujeres, ahí donde estaban Durza y Opeth, una negra con adornos rojos, y la otra, más simple, de cristal transparente con líquido verde-Esas sí que son para los hombres malos-Alzó la ceja y lanzó una pequeña risa, cuando el Segundo al Mando escuchó su comentario y bebió un largo trago del licor verde, saludándola con la mano libre. 
Era realmente extraño ver a Opeth de tan buen humor, pero así era él, tan extrovertido con sus hermanos y tan venenoso con los extraños que parecía que tenía un gemelo malvado.

-Eso espero-Bufó Antares, sintiéndose al mismo tiempo orgulloso y asqueado de vestir el cuerpo que tenía en ese momento, ¿La razón? Muy simple, tenía en ese momento el aspecto de un ángel, asesinado por él mismo en la Tercera Guerra Santa. No indagó más, respetando los pensamientos de Gragas. Miró a Durza, y, después, a Isis. Sonrió a medias, su nuevo señor le había contado algo.

La pequeña Ardar miro a Mayhem y la imitó dando otro trago, esta vez éste fue más largo y duradero, el sabor exploto en el paladar de Malía y le causó un cosquilleo en la garganta cuando lo tragó. Después clavó el tenedor en un trozo de carne y cortó con el cuchillo, lo examinó atentamente: Malía aun estaba acostumbrada a la carne cruda y al sabor de la sangre aun caliente pasar por su garganta y no a la carne cosida, aun así tenía hambre y no iba a esperar a ir a cazar algún animalejo sumándole el hecho de que no conocía las criaturas del lugar. Se llevó el bocado a la boca y sin chistar lo empezó a masticar, miro tan solo por unos segundos - y por el rabillo del ojo - a su hermana antes de volver su mirada a Mayhem, le interesaba mucho aquella mujer.

La mujer salió rápidamente de sus pensamientos y miró de reojo a quienes tenía a ambos lados antes de clavar su mirada en Bruno. Tenía las manos unidas sobre sus faldas, entrelazando una y otra vez sus dedos mientras algo frío rozaba su delgada piel. Pestañeo nuevamente mirando a Bruno y en sus labios se formó una débil sonrisa como para decir Estoy bien.

Bruno simplemente le devolvió la sonrisa a Allison, giró en su silla para encontrarse con Lex, alegre como siempre, como comunicándole que no faltaba mucho para que se tuvieran que ir. La noche caía rápido, y tenían aún que llevar a su invitada al lugar donde se quedaría para que pudiera descansar. El Fénix asintió mostrando que entendía, a su vez mirando a Isis, quién le había dicho que pronto debía abandonar el lugar y ni ella ni el menor dee los tres hermanos podría quedarse para recibir a Allison.

Siguió con la mirada hacia donde veía Bruno hasta caer en la cuenta que miraba a un muchacho de simpática sonrisa. Frunció el ceño y desvió la mirada hacia una ventana de la gran casa observando el exterior, como de apoco hasta el mismo infierno se oscurecía y en ese momento pasó una duda por la cabeza. Sin siquiera saber el por por qué la Ardar se levantó de la mesa y, en silencio, se dirigió al interior de la casa.